Reyes Magos
Llegan los reyes
¡Ahhh! antes de olvidarlo, como a los reyes se les recibe con honores y alfombras rojas, no sabemos si este año aceptaréis andar en carriles sin asfalto, beber aguas no tratadas, comer el resto de las comidas recogidas en el suelo. Tampoco sabemos si aceptaréis oler la sangre derramada en los rincones de Belén, porque Palestina está rodeada, Jerusalén está bombardeada y el niño Jesús está inaccesible. Sabiendo todo eso, y si decidís romper los protocolos imperiales, aquí os dejamos nuestra lista:
Gaspar: Rey del oriente, rey del naciente. Rey de los dominios infinitos, rey que luchaba por la armonía y la buena convivencia. Por eso trajiste incienso, no para inundar la casa de María con olores, sino para enseñar que nada vale más que la paz y que el olor que se consume de la buena convivencia es más saborizante que el alhelí. Así que te pedimos que inundes las calles de Palestina con tus perfumes, si es posible, que vengas con un tratado de paz indefinidamente firmada entre Palestina e Israel. Eso para nosotros, será como recoger diamante en el tejado. No sabemos por dónde vendrás, sino te pediríamos que hagas el favor de traer a los niños que han huido de las guerras en Siria, Yemen y otros, que están abandonados en el próximo oriente, mientras que a sus dirigentes, ni se les cae de entre sus dedos una gota de estas comidas tan deliciosas que las tienen hasta pensar en qué hacer. Y si puedes, alza la voz a China para que fabrique sus productos teniendo en cuenta la salud de los niños. A Rusia y Ucrania, que es tiempo de que las armas dejen de sonar porque los niños quieren escuchar la canción de la alegría.
Baltasar: Rey de la riqueza, el rey de oro. El rey de la abundancia, el rey del consumo. ¿Qué sentido tendrá la casa de María adornada de esta piedra preciosa si el niño Jesús tuviera hambre?. Estamos de acuerdo que un hambre violento es tal vez peor que un simple dolor de estomago que provoca una barriga demasiado llena. Así que Baltasar, te pedimos que recorras el continente africano, de ancho y largo, que des comida a estos niños y niñas, que están muriendo en la minas del Congo, que están esclavizados en Nigeria o que están secuestrados en el Sahel. Tiende tu mano benefactora a los que se están ahogando en el Mediterráneo o que están en la soledad de la tiniebla en el desierto del Sahara. Deja un mensaje a las multinacionales para que respeten a la tierra, es allí dónde se encuentra el futuro de los niños.
Melchor: Rey del occidente, el rey del remedio. Tu regalo como la mirra tiene todo un sentido, una sustancia con propiedad medicinal. Consolidar la salud, es sin lugar a duda el alfa de las necesidades. Aunque encontraste a Jesús niño sonriendo, pero ¿te imaginarías cuantos aplausos estarían ausentes si tu llegada hubiese coincido con el niño enfermo? Te pedimos que recorras las calles, que preguntes por los barrios pobres, que entres en el parlamento europeo. El continente que gobernaste está dejando morir a muchos niños en alta mar y después acabando con los que llegan con leyes injustas. También te pedimos que alces la voz a las grandes farmacéuticas, porque los trastornos de sus enfermedades inventadas están acabando con nosotros y nuestros padres no se han rehabilitado de las demoras del COVID. Y que las armas de nuevas generaciones que están haciendo, es para nosotros el fin de nuestro futuro próximo. Pasa tus manos al corazón de América Latina, este continente herido, lejos de Dios y tan cerca de EEUU. Esto no te lo exigimos, pero si puedes, manda un mensaje a Norteamérica, que deje de imponer su veto contra la resolución pacifica de las guerras. Por fin se ha resuelto el problema que te preocupaba, seréis tres en la carroza, se le ha concedido el visado a Baltasar, con la condición de que traiga algunos diamantes de Angola en el bolsillo.
Ya lo tenéis resumido en algunas palabras, encajado en algunas frases, y no nos extenderemos más. Os esperamos como hemos comunicado, el día cinco de enero, nosotros en el balcón de la esperanza y vosotros con las cajas llenas de sonrisas y de amor, esperando que nuestro encuentro será más que un frenesí.
Atentamente
La Revista Inmigrante.
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